martes, 27 de marzo de 2012

La niña que se escondía tras las gafas de sol


Había una vez una niña que se sentía diferente al resto de los niños. Podía leer, correr y jugar como ellos, pero sus ojos eran demasiado sensibles a la luz del sol. La niña tuvo que viajar y visitar a muchos médicos, y pasar por muchas operaciones quirúrgicas antes de que sus ojos pudieran soportar ligeramente la luz solar. Aún así, durante muchos años no le quedó más remedio que llevar unas horribles gafas de sol, por las que el resto de los niños la señalaban.

Tantas horas pasadas en hospitales, y tantas veces ocultándose de los otros niños tras los cristales oscuros de sus feas gafas de sol, hicieron que la niña se volviera aún más tímida y se sintiera todavía más diferente a ellos.



Un día, la niña descubrió que había más gente como ella, gente que tenía los ojos tan sensibles como los suyos. Entre esa gente, había un grupo de personas que formaban parte de algo que le llamó la atención. Se llamaban a sí mismos Bambalinas , y se dedicaban a interpretar a otras personas.

A la niña le llamó tanto la atención este grupo de gente que decidió unirse a ellos. Con tan sólo doce años se convirtió en la más pequeña del grupo, pero también la más protegida.



Allí descubrió todo un mundo de posibilidades. Descubrió que no tenía porqué quedarse siempre en su mundo de oscuridad en el que se sentía diferente al resto de niños, si no que podía fingir ser otras personas, con vidas diferentes a la suya. Podía ser un ángel, un pirata, un hada, o incluso hasta una vil asesina. ¡No había límites para la imaginación!



Gracias a aquellos años, la niña empezó poco a poco a sentirse menos diferente, y con cada nueva vida que interpretaba, iba perdiendo su inicial timidez.



Pasaron los años, y aunque la niña se convirtió en mujer, para sus compañeros del grupo siempre seguiría siendo ‘la niña’. Hoy esa mujer se ha convertido en una ferviente amante de la literatura, el cine, las letras en general. Acabó sus estudios de Periodismo y lucha por labrarse una carrera en el mundo de la Comunicación; colabora en un programa de radio, trabaja con una beca en el área de comunicación de una institución pública, escribe activamente en las redes sociales, y de vez en cuando desnuda su alma en este blog.



Hoy, con motivo del Día Mundial del Teatro, me apetecía compartir con vosotros lo que significa y ha significado en mi vida. Sinceramente creo que de no haber sido por el Teatro, por los años que viví y crecí con mis compañeros del grupo, ahora seguiría siendo una niña tímida que no se atrevería ni muerta a hablar en público. Ya no puedo esconderme tras aquellas horribles gafas de sol, porque hace años que juré que no volvería a ponérmelas, cuando me operaron de la conjuntiva y perdí parte de la fotofobia que sentía en los ojos. ¡Qué gran satisfacción al quitármelas para siempre!



De no haber sido por el Teatro, jamás me habría atrevido a hablar ante un micrófono en un programa de radio, ni a leer un manifiesto por el Día de la Discapacidad ante decenas de personas, autoridades y medios de comunicación. No creo que hubiese encontrado las fuerzas para hablar ante una clase entera de chavales, que como yo a su edad, están confusos y desorientados esperando que alguien les diga que esa confusión no durará para siempre.



Para mí, el Teatro supuso una vía de escape a mi realidad, una llave mágica para vivir en otros mundos, otras vidas, otras historias diferentes a la mía. Con los años aprendí a perder los nervios ante el escenario –no del todo, porque nunca dejas de estar nerviosa antes de una actuación-, y comencé a sentir algo nuevo, algo que nunca creí que sentiría: auténtico amor.



Subirte al escenario y comenzar a interpretar esas palabras que llevas meses ensayando, sentir cómo le afecta al público, cómo se ríe, se conmueve o incluso se horroriza. Sentir que captas su atención, que tienes en ese momento el poder de hacerles sentir cosas, y que por unos minutos, creen en la ilusión de que eres ese personaje que estás interpretando.



Terminas por engancharte a esa sensación, como un heroinómano a su droga. Una vez que sientes ese cosquilleo sobre el escenario, estás perdida. Es como... como enamorarse. Y una vez que te das cuenta, no hay vuelta atrás. En ese momento eres consciente de que hagas lo que hagas en tu vida, por mucho que te alejes de los escenarios, nunca dejarás de amar el Teatro.



Y para vosotros, ¿qué es el Teatro?

sábado, 17 de marzo de 2012

¡YA ESTAMOS EN TWITTER!

Pues sí, desde hoy mismo ya podéis seguir nuestras andanzas a través de Twitter.

Tan sólo tenéis que buscar el usuario: '@V_aTientas', respetando la V y la T en mayúsculas.

Allí compartiremos noticias relacionadas con el mundo de la discapacidad, de los perros guía, artículos que nos parezcan interesantes, o cualquier cosa que se nos ocurra relacionada con nuestra forma de vivir la vida a tientas, que nos quepa en los 140 caracteres que permite Twitter, por supuesto :)

¿Aún no tenéis cuenta en Twitter? Yo os recomendaría que os crearais una, ya que esta red social es la que ha demostrado ser la más dinámica, directa y accesible para conectar con otras personas.

Desde que utilizo Twitter, lo cierto es que he conocido a gente maravillosa, no solo relacionada con el mundo de la discapacidad, sino también con periodistas, amantes del cine, la literatura, gente que comparte mis gustos y aficiones, amigos con los que hacía años no contactaba...

Además, en Twitter puedo seguir las cuentas de mis medios de comunicación preferidos, con lo que no tengo que acceder a sus diferentes webs. En mi propia cuenta lo tengo todo a mano y lo leo en mi línea temporal o 'timeline'. Así de un plumazo me pongo al día de la actualidad ;)

Para aquellos que no están muy animados todavía a entrar en las redes sociales, he añadido una herramienta en la página principal del blog, donde podéis ir siguiendo igualmente los tweets que publiquemos en la cuenta de Viviendo a tientas :)

¿Os animáis a seguirnos?


¡Os esperamos!