sábado, 21 de noviembre de 2009

PRIMERA SEMANA EN CASA

Ha transcurrido la primera semana de Brilyn en España, y todo marcha según lo previsto. Todo lo que nos va sucediendo, son cosas que ya preveíamos o que nos habían avisado en Rochester y en la Fundación que podrían ocurrir. Por ejemplo, lo de no querer hacer park time donde yo la pongo, lo de asustarse con los ruidos nuevos, etc.

Son demasiados cambios en muy poco tiempo. Allí en Rochester los perros estaban en un ambiente muy tranquilo y controlado, en la escuela no había a penas ruidos, y aquí se oyen cada dos por tres los tubos de escape de las motos, los cláxones de los coches, taladradoras en las aceras, etc.

Brilyn se va acostumbrando y adaptando a su nuevo hogar poquito a poco. Con las personas se ha hecho muy rápido, la verdad. A mi novio le hace más caso que a mí, la chaquetera de ella, y cuando él está en casa, le sigue a todas partes y está muy pendiente de él. Y mi madre y mi padre la colman de mimos y caricias, así que se vuelve loca cada vez que llegan a casa. ¡Les hace cada recibimiento que parece que no les hubiera visto en 10 años!

Los primeros días me seguía a todas partes; cuando yo me iba de la habitación al baño, o al salón, venía detrás de mí. Aun lo sigue haciendo, no sabe quedarse sola, aunque va comprendiendo que cuando voy al baño o a la cocina, no me voy a marchar ni la voy a dejar sola, y va quedándose sola cada vez más rato en una habitación.

Otra de las cosas que ha hecho los primeros días es meterse piedras en la boca cuando bajamos a hacer park time. Pero después de la segunda o tercera bronca, que ya subió a casa con la cabeza gacha y fue derecha a su camita sin rechistar, no ha vuelto a meterse ninguna en la boca. Esta mañana le dio por oler una cajetilla de tabaco, y de nuevo hubo que abroncarla, pero al menos ya no se mete cosas en la boca. Aunque no bajaremos la guardia, por si acaso, que el día menos pensado nos puede volver a engañar.

La última costumbre que ha cogido, entre comillas, porque todavía no sé si es costumbre o casualidad, es hacer el 2 en ruta. Cuando vamos andando con el arnés, de repente se para en seco, se agacha y evacúa en medio de la acera. Eso en Rochester nunca lo había hecho, siempre se esperaba al park time, y cuando no se aguantaba, me lo pedía llevándome hacia la puerta del exterior. Pero aquí, por mas tiempo que la dejo en el park time, no termina de gustarle el sitio, o no quiere, o no sé qué le ocurre, pero cuando considero que ha pasado un tiempo suficiente y parece que no quiere hacer nada, le coloco de nuevo el arnés y comenzamos a caminar. Pues al llevar 20 minutos o así caminando, se para, se pone en posición y lo suelta. Se ve que al ir andando se le estimula el vientre, o qué sé yo, y así lo hace. Ya van 4 días, y los 2 primeros fueron por la tarde, mas o menos a la misma hora, pero estos 2 últimos días lo ha hecho por la mañana. Así que ya no sé si lo está cogiendo por costumbre, si solo está tratando de regularse, pero me gustaría corregírselo de alguna manera.

He pensado en tenerla todo el rato posible en el park time, y si no lo quiere hacer subir de nuevo a casa, y esperar. Volver a bajar, y así hasta que lo haga, y no salir a hacer ruta hasta que no lo haga, si no es necesario.

A parte de esos problemillas, que supongo que son normales los primeros días y las primeras semanas, por lo demás todo nos va bastante bien. En ruta guía muy bien, con el gentle leader (el collar especial que me dieron para ponerle en el hocico y que no se distraiga tanto), y sin él también. He probado un par de veces a ir sin él, haciendo rutas muy cortitas por mi barrio, por las calles que yo mejor conozco, y parece que va mas formal. NO se distrae tanto, ni con hojas, ni con árboles. Lo único es cuando pasan otros perros, que quiere ir a saludarles, pero eso le ocurre con y sin gentle leader.

En cuanto a anécdotas, pues supongo que las que le ocurren a todo usuario de perro guía: hay un montón de personas que se paran por la calle para tocarla y acariciarla, para decirme lo preciosa que es, y tengo que decirles que por favor no lo toquen, que va trabajando y si no el perro se me distrae. Algunos lo entienden y te hacen caso, pero otros pasan de todo y encima se van refunfuñando, y quedas como un antipático. Pero es preferible eso, a que el perro se exalte y luego te guíe mal, que al fin y al cabo, es a ti a quien va a chocar contra un árbol, no a ellos.

Luego está también la gente que ademas de tocarle y acariciarle, se atreve a dar un paso mas allá todavía, y le dice “sit, Brilyn, sit”. Ahí ya tienes que ponerte muy firme, medio enfadarte, y pedirles, o exigirles, que al perro no se le puede dar ordenes, solo se las da su dueño, y menos ahora al principio que estamos adaptándonos la una a la otra. De nuevo, quien quiere lo comprende y te pide perdón, y quien no, pues oye, no es mi problema, yo se lo explico de buenas formas, pero les pido a cambio que me hagan caso, o si no, me enfadaré de veras.

Hoy hemos hecho 2 nuevos amigos. Ha venido a vernos otro usuario de perro guía que estuvo en Rochester el pasado marzo, y le dieron a un labrador negro llamado Adrian. Ha venido con una amiga, otra chica que fue con él a Rochester, y recibió un labrador rubio. Ellos son Alberto y Livia, y sus perros se llaman Adrian (labrador negro), y Sam (labrador rubio). Nada mas conocerse se han lanzado a saludarse, y los otros dos, como son machos, no hacían mas que oler a la pobre Bri, y rechupetearla por todas partes, jaja. Eso sí, ¡ella encantada de la vida! Como son mas grandes que ella (ellos ya tienen mas de 2 añitos), se notaba mucho la diferencia de tamaño. A su lado Bri parece mucho mas pequeñita, jaja.

De momento eso es todo lo que os puedo contar sobre los primeros días de Bri en casa. El proceso de adaptación va lento, pero va bien. Todos los problemillas que surgen eran de preveer, nada fuera de lo normal, así que estoy relativamente tranquila. Solo me gustaría corregirle lo de hacer el numero 2 en ruta, porque no quiero que se acostumbre, pero por lo demás, todo va bastante bien. Soy consciente de que los primeros meses van a ser duros, de que aun tenemos que chocarnos con la gente, comernos algún que otro bordillo, darnos algún que otro golpe, despistarnos con otros mil perros... Pero iremos aprendiendo juntas, poco a poco.

Habrá que seguir trabajando, exigiéndole cada día un poquito mas, una ruta un poco mas larga, o un camino con obstáculos mas difíciles. El proceso no será fácil, pero de momento es muy bonito. Lo cierto es que no puedo decir que no esté contenta, el cambio es muy grande, ahora puedo ir por algunas calles con toda seguridad y confianza, calles por las que antes iba con mucho mas cuidado, y ahora voy a un paso mas ligero, con mayor soltura. Así que si seguimos trabajando despacito, con paciencia y constancia, (como nos decía Randy), estoy segura de que dentro de 6 meses o un año podré decir que Bri y yo nos compenetramos casi al 100%.

Deseadnos suerte.

PD: Gracias por seguir ahí detrás leyendo y dejando comentarios, ¡me encanta leeros!

miércoles, 18 de noviembre de 2009

LA VUELTA A CASA

¡Hola de nuevo a todos!

Sé que hace una semana que no escribo, y que estabais esperando noticias nuestras (de Brilyn y mías), pero como podréis imaginar, entre el viaje, el jet lag, y la adaptación de los primeros días al nuevo hogar, a penas he tenido tiempo para sentarme a escribir.

El viaje de vuelta fue larguísimo, más de 24 horas estuvimos viajando, para hacer una ruta que normalmente se hace en menos tiempo. Nos tuvimos que levantar a las 3:00 de la madrugada del miércoles para salir de Rochester a las 4:00. Luego en realidad no salimos hasta las 4:30, porque Randy quería que todos los perros hiciesen el 1 (pis) y el 2 (caca) antes de ir a Detroit, y todos o casi todos lo hicieron. A Justice le costó más rato que al resto, pero al final lo hizo. La tardona fue la mía, Brilyn, que a pesar de que la pasearon un buen rato entre Randy y Jessica (otra instructora de la escuela), y que usaron “métodos especiales” que ellos conocen para obligarla a hacer, la pobre no hizo nada. Claro, diría que a esas horas que lo hiciesen ellos, que ella quería dormir.

Así que a las 4:30 montamos todos en la furgoneta y partimos rumbo a Detroit. Allí llegamos sobre las 5:15, y facturamos las maletas y pasamos los controles con los perros. Lo cierto es que es un poco locura, porque tienes que descalzarte, quitarte todos los bolsos o mochilas que lleves, pasar con el perro, volver a coger tus zapatos, tus bolsas y abrigos, y todo esto volver a colocártelo de nuevo sin soltar al perro. Pero todos lo logramos, y entre Randy y Lourdes nos fueron guiando por el aeropuerto a los 6 con nuestros perros, siguiéndonos unos a otros.

A las 7:30 despegamos puntuales de Detroit. Lo bueno es que la compañía aérea nos buscó asientos cómodos para ir con nuestros perrillos. Algunos iban en la fila delantera, y pudieron colocar al perro entre sus pies y la pared; otras como Carmen y yo, tuvimos que sentarnos en la última fila, al lado de los baños, una a cada extremo y el asiento del medio libre. Así al menos los perros podían tumbarse entre nuestros pies y el espacio del asiento del medio de las dos.

Fue un trayecto de 3 horas hasta Miami, y lo cierto es que no se hizo largo, al menos para mí, porque los perros se portaron estupendamente. Una vez que conseguí que Brilyn se tranquilizara y ella sola buscó la postura más cómoda, se quedó quieta, y las 2 pudimos echar un sueñecito hasta casi llegar a Miami.

Aterrizamos en la ciudad de Florida a las 10:30 (todo con bastante puntualidad), y lo primero que hicimos fue buscar un espacio donde nos dejasen sacar a los perros a hacer su park time. Había una zona con césped y cemento, justo al lado de la puerta, o una de ellas, porque el aeropuesrto de Miami me pareció inmenso, y allí pusimos a los perros. De nuevo todos o casi todos hicieron algo, salvo Brilyn, Skylar y Sunshine. Quizás fue debido al mal tiempo, porque nada más salir a la calle, nos sorprendió la lluvia. El golpe de calor que recibimos al instante de salir a la calle fue impactante, sobre todo teniendo en cuenta que veníamos del frío de Detroit. El clima en Miami era muy húmedo, con calor pegajoso, y la lluvia no ayudaba en absoluto a refrescar el ambiente.

Al final Randy nos llevó a una zona cubierta para que esperásemos a que pasase la lluvia, y así les dejábamos un rato de descanso a los perros, que debían estar un poco estresados del avión. Cuando el temporal parecía haber pasado un poco, fue él quien cogió a cada perro de los que no habían hecho aún el 2, y los fue llevando uno por uno a la zona de hierba. Estuvo un buen rato, pero al final consiguió que todos hicieran lo que tenían que hacer. Aun quedaban muchas horas por delante, y era necesario que evacuaran antes de subir al avión, porque serían 8 horas de viaje y los perros debían aguantar hasta Madrid.

Así que después del park time de los perros, volvimos de nuevo al interior del aeropuerto. Total, solo eran las 12:30, y no cogíamos el otro avión hasta las 17:20, por lo que teníamos unas cuantas horas por delante.

Pasamos de nuevo los controles, y una vez en la puerta de embarque, buscamos unos asientos para comernos la bolsa de picnic que nos habían preparado en la escuela.

Cuando eran ya cerca de las 16:30, los humanos también fuimos a nuestro park time, a llamar a las familias, etc. Y el momento de las despedidas llegó. Randy debía dejarnos ya, pues él no podía pasar al avión. Así que se despidió de todos, uno por uno, con besos y apretones de mano (incluso hubo un abrazo para Lou, después de todo lo que nos la ha hecho sufrir traduciéndole, la pobre). Le repetimos varias veces que tenía que venir a España, le dimos las gracias por todo, y una vez que atravesamos la puerta de embarque, le dejamos atrás para siempre.

La verdad es que te da mucha pena, porque no sabes si volverás a ver a esa persona alguna vez, porque es la persona que ha entrenado a tu perro para guiarte, porque gracias a él has aprendido a guiar y ser guiado con tu perro. Es un momento triste, y supongo que para él también debe serlo, pero imagino que estará ya acostumbrado a entrenar perros y que se marchen lejos. En cualquier caso, fue un momento extraño, y el sentimiento de que a partir de ese momento estábamos solos con nuestros perros, sin él para corregirnos si hacíamos algo mal, fue muy intenso, raro pero a la vez emocionante. A partir de ahí, nos enfrentábamos solos al mundo de ahí fuera.

El vuelo de Miami a Madrid duró 8 horas y media, y de nuevo, los perros se portaron estupendamente. Las azafatas no dejaban de decirnos lo guapos que eran, lo bien que se portaban, y que estaban ahí para lo que necesitáramos. Ellas también se comportaron muy bien, la verdad, y la compañía de nuevo nos colocó en posiciones lo mas cómodas posible. Íbamos en la fila de asientos central, uno de nosotros a cada extremo y de nuevo el asiento del medio vacío. Los perros fueron tumbado todo el rato, excepto cuando llegó la comida que levantaron la cabeza para ver si caía algo para ellos. Pero en general, fueron muy tranquilos durante todo el vuelo, y nos dejaron dormir a gusto.

A nuestra llegada a Madrid nos recibieron en el aeropuerto Miguel Ángel, del Club de Leones, y Enrique, el conductor de la Fundación ONCE del Perro Guía. De nuevo sacamos a los perros a park time, y a continuación nos montamos en la furgoneta de la fundación. Ese fue el momento de la despedida para Lou, que ya se iba a su casa. Fue todo muy rápido, y como estábamos muertos de cansancio, la verdad es que no sé si nos enterábamos mucho de lo que decíamos, pero en cualquier caso, seguro que no le agradecimos lo suficiente todo lo que ha hecho por nosotros. ¡Lou, vuelve pronto!

Nuestro siguiente destino era Boadilla del Monte, donde está la escuela de perros guía de Madrid. Allí les cambiarían el chip a nuestros perros, nos darían una charla de bienvenida, comeríamos todos juntos, y después, cada uno de vuelta a su casa.

Fue muy dura la mañana, después de tantas horas de viaje, allí tratando de atender a la charla que nos dieron. A penas recuerdo nada de lo que nos dijeron, pero menos mal que nos dieron una carpeta con toda la información, así podríamos mirarlo con tranquilidad en casa.

Después de la comida y de volver a poner a los perros a park time, por si aun querían hacer algo antes de montar en el tren, avión o lo que tuviera que coger cada uno, llegó el momento de las despedidas. Las primeras en marchar éramos Ana y yo, yo porque tenia el tren mas pronto, y ella porque tenia que ir hasta el aeropuerto. De nuevo todo fue muy rápido, besos y abrazos mezclados con promesas de volver a vernos, de visitarnos, y deprisa y corriendo a la furgoneta.

Cuando llegamos a la estación de tren, me despedí de Ana, que se quedó en la furgo, y Enrique me acompañó hasta el interior. Allí me esperaban mi madre y mi novio, para volver todos juntos a casa.

El momento del reencuentro y la reacción de Brilyn al conocerles, os lo puedo resumir diciendo que, como la pobre estaba tan cansada, demasiado hizo que les olió y les chupó. Ellos se volvieron como locos con ella, sobre todo mi madre. El viaje de vuelta en el tren recuerdo que fuimos hablando, que quería contarles muchas cosas, y preguntarles otras tantas, pero a penas me tenía en pie. Brilyn trataba de dormir a nuestros pies, pero estaba tan agotada, que estaba muy sensible a cualquier ruido, y cada vez que sonaba la puerta del vagón o pasaba alguien por el pasillo, se levantaba a ver qué ocurría. Demasiadas cosas nuevas para ella en un solo día.

Al fin llegamos a casa, después de una hora en el tren, y mas de 24 horas de viaje a nuestras espaldas.

Y lo que vino a partir de ese momento, os lo contaré otro día, que hoy ya os dejo un post kilométrico (para que no os quejéis, jaja).

¡Besos a todos!

lunes, 9 de noviembre de 2009

FIN DE CURSO ACCIDENTADO

Buenas a todos. Hoy os escribo desde mi habitación, como siempre, pero esta vez con el pie en alto, sobre una silla. Ayer tuve una mala pisada y me retorcí el tobillo. Fue al volver de compras con las voluntarias, cuando ya llegábamos a la escuela, al bajarme de la furgoneta. No sé qué pasó exactamente porque no había nada, ni bordillo ni desnivel en el suelo, pero se ve que al bajar el último escalón apoyé mal el pie, y al poner el peso del cuerpo se me retorció el tobillo.

Hoy lo tengo aún algo inflamado, pero como enseguida me pusieron hielos en cuanto llegamos, no hemos dejado que la cosa fuera a más. Yo creo que no es esguince, porque si no, no podría ni mover el pie ni apoyarlo siquiera. Pero sí que duele al girar y hacer el movimiento de tobillo, así que hoy he preferido no forzarlo, y en vez de ir con mis compañeros a hacer el último entrenamiento del curso, por las calles de Rochester, he preferido no hacer el bruto y quedarme en la escuela, para que el pie repose.

En la práctica hoy es nuestro último día de entrenamiento, porque parece ser que mañana por la mañana nos van a enseñar las perreras, y la tarde la dedicaremos a papeleo y hacer las maletas. Así que no nos queda nada ya para volver a casa. El miércoles cogemos el avión desde Detroit a las 7:30, y llegamos a Miami a las 10:30 (16:30 hora española). Randy nos acompañará hasta Miami, y se encargará de sacar allí a los perros, para que hagan el último park time antes de montar en el avión. Allí tendremos que esperar unas cuantas horas, porque hasta las 18:15 no sale nuestro avión para Madrid (0:15 de la madrugada del jueves en España). Va a ser un día muy muy largo, y una paliza de viaje. En realidad no llegamos a España hasta las 8:00am del jueves, pero luego nos llevan a la escuela de la Fundación, a Boadilla del Monte, Madrid, y allí tenemos que hacer más papeleo, cambiarles los chips a los perros, etc. Creo que nos quedamos allí a comer, y luego ya por la tarde, cada uno de regreso a su ciudad.

Lo dicho, va a ser una paliza tremenda, con mas de 24 horas de viaje en el cuerpo. Una pasada.

Esperemos al menos que los perrillos vayan tranquilos, que ninguno se ponga nervioso en el avión, y que vayan la mayor parte de tiempo posible dormidos, así no dan guerra.

Por lo demás, todo va bien. Excepto el pequeño Lincon, que tiene gastroenteritis. A Juanjo ya le quitaron los puntos del golpe el sábado pasado, y está como nuevo.

Ayer fuimos de compras con las voluntarias, como ya he dicho, y antes de retorcerme el tobillo, hicimos muchas compras. Creo que entre todos nos llevamos medio Rochester a España, jajaja. Es increíble cómo se va el dinero, especialmente cuando ves gangas, y todo te parece tan tirado de precio xD

Pero ya tenemos ganas de irnos a casa. Son muchos días aquí (3 semanas y media), y se echa mucho de menos a la familia, la comodidad de estar en casa, y en especial, la comida de nuestro país. Además, tenemos ganas de ver qué tal se adaptan los perros a sus nuevos hogares, que esa será otra aventura.

A los que me han preguntado si seguiré con el blog cuando vuelva a casa, supongo que sí, aunque no sé a quien le puede interesar seguir leyendo las aventuras diarias de Brilyn y mías por España. Si queréis y vais a seguir leyendo el blog, yo sigo escribiendo, pero si a nadie le interesa, lo clausuramos cuando termine la aventura de Rochester. Yo hago lo que vosotros queráis, que al fin y al cabo, es para vosotros para quienes escribo.

Un abrazo, y hasta la próxima.

PD: De todos modos, este no será el último post, porque no he olvidado que aun me queda contaros las idas de olla de Randy ( que no son pocas), y he de hablaros de algún que otro personaje de por aquí, que no tiene desperdicio, y nos ha dado muchas horas de charla y risas xD

jueves, 5 de noviembre de 2009

RECIÉN CASADOS

Hoy hemos asistido a un enlace dentro de la propia furgoneta. Justice y Sunshine (el perro y la perra de Miguel y Juanjo respectivamente) han contraído matrimonio.

La ceremonia se ha celebrado de forma totalmente improvisada, en el centro del pasillo de la furgoneta de Leader Dogs. La unión ha sido bendecida por el reverendo padre Randy, y como testigos han asistido Duchess, Lincon, Brilyn y Skylar.

Es toda una historia de amor que se venía fraguando en las últimas semanas, y hoy por fin se ha consolidado. En vez de Pasión de Gavilanes, esto parece el culebrón titulado Pasión de Labradores xD

Además, les ha faltado tiempo para empezar con la luna de miel. Ya en la misma furgoneta, nada más volver de hacer la ruta, han empezado a lamerse el hocico y comerse la oreja el uno al otro. Esto es amor del bueno, chicos.

A ver qué pasa cuando cada uno vuelva a su casa, Sunshine a Madrid y Justice a Barcelona. Tendrán que hablar a través de la web cam xD

De momento, les dejaremos que sigan disfrutando de su luna de miel.

¡Viva los novios!



NOCHE DE HALLOWEEN

Antes de continuar con nuestras aventuras por Rochester (Michigan), quería dejaros algunas fotos como testimonio de lo que hicimos la noche de Halloween.

En la mesa del comedor nos pusieron un plato de plástico a cada uno, donde nos dejarían los trozos de pizza, y delante de nuestro plato, cada uno teníamos una bolsa de chocolatinas!

Además después de cenar, como vinieron el hijo y la nuera de Juanjo a visitarle y ver la escuela, pudimos salir un ratito a tomar algo con ellos. Dejamos a los perros en las habitaciones y nos marchamos los 6 españoles (todos excepto Carmen, que la pobre andaba agotada y le dolía la espalda) con Juanjo junior y Ana (Juanjo’s nuera), que habían reservado mesa en un pub del centro de Rochester.

Por la tarde habían comprado disfraces para todos, así que esa noche nos sumergimos de lleno en la tradición yanki. Los chicos llevaban orejitas de gato, y las chicas, algunas eran brujas, otras diablesas, y otras conejitas.

Estuvimos en un pub muy tranquilo, con no demasiado ambiente, pero en el que se podía hablar y estar sentados en unos sofás muy a gusto. La pega es que las cervezas y los combinados aquí no son iguales que en España, porque el mojito que me tomé yo, por ejemplo, no sabía a penas a menta ni nada, sólo tenía ron, pero bueno, a todo se adapta uno...

No había mucho ambiente de Halloween, o al menos a esas horas aún no había nadie disfrazado. Los de la escuela sólo nos dejaban salir hasta las 22:30, así que estuvimos solo un ratito. Pero fue suficiente para disfrutar del momento más friky de la noche: en un momento dado, entró en el pub un chico vestido como con un batín, en plan director de la revista Playboy (Hugh Hefner), acompañado por dos chicas vestidas de conejitas, muy ligeras de ropa. Se sentaron en la mesa de enfrente, en otro sofá, y empezaron a besarse y tocarse, delante de todo el mundo. Bueno, en realidad con la que se besaba todo el tiempo era con la morena, la rubia al parecer hacía las fotos y se divertía con ellos, se arrimaba para las fotos, pero la morena era la que le mantenía más entretenido al del batín. Curiosa escena la que prepararon. Eso en España creo que no se ve tanto, ¿no? Es que aquí a la gente se le va mucho la olla, jajaja.

Hablando de idas de olla, otro día tengo que contaros las de Randy, que son de campeonato. Pero es que para eso seguramente necesitaré un post entero xD


Bueno, os dejo algunas fotos de la noche de Halloween, espero que os gusten.













No quería terminar el post sin dar las gracias a Juanjo junior y Ana, que se portaron genial con todos nosotros. Son un encanto de personas y una pareja estupenda, majísimos los dos. Sin vosotros, la noche de Halloween seguramente hubiese sido mucho más aburrida, metidos en la escuela. Gracias por hacernos pasar un buen rato, y por todo lo que hicisteis por nosotros ese fin de semana. Sois geniales chicos, en serio. Espero que hayais tenido un feliz viaje de vuelta a casa. ¡Nos veremos por España!